La respuesta a la COVID-19 es un recordatorio de la contribución esencial de las mujeres en todos los niveles, ya sea como las primeras que responden, profesionales de la salud, voluntarias en las comunidades, responsables de transporte y logística, científicas, doctoras, desarrolladoras de vacunas. Asimismo, son generalmente las encargadas de las tareas de educación dentro del hogar, así como de las actividades de limpieza, coordinación logística del hogar, ocio y entretenimiento para las personas integrantes de la familia.
El cuidado de personas y de hogares en México recae principalmente en las mujeres: éstas asumen en promedio 39 horas semanales de este trabajo no remunerado. En el contexto actual, esta carga invisible se incrementa:
Ante el cierre de escuelas y guarderías, se requiere resolver el cuidado de niños, niñas y adolescentes en horas laborales.
– Cuando los sistemas de salud se saturan, la carga de estos cuidados se traslada a los hogares y recae principalmente en las mujeres.
– Las mujeres son generalmente las encargadas de las tareas de educación dentro del hogar, así como de las actividades de limpieza, coordinación logística del hogar, ocio y entretenimiento para las personas integrantes de la familia.
– La situación puede generar inquietudes en las personas dependientes y la contención emocional de estas personas ocupa también tiempo de las mujeres.
– El aislamiento social preventivo, por ejemplo, de personas adultas mayores y/o enfermas, puede implicar una carga de cuidados extra para las mujeres.
¿Qué podemos hacer desde los hogares?
1. Mostrarse corresponsables ante esta situación, en particular con una mejor repartición de las tareas de cuidado. Lavar trastes, preparar comida, mantener la vivienda limpia, lavar la ropa, comprar víveres, atender a niños/niñas, personas enfermas, personas mayores, etc., son tarea de todos y todas, y de todos los días.
2. Tener esta conversación dentro del hogar y acordar la repartición concreta de las tareas para las próximas semanas entre los/las integrantes de la vivienda. La conversación se titula “¡todas/os le entramos!” y podrá generar hábitos positivos que perduren más allá de esta situación.
3. Informarse a través de canales institucionales y transmitir información oficial y fiable. No difundir material con pretensiones humorísticas que reproducen estereotipos de género y/o denigran a las mujeres y las niñas.
Con información de ONU Mujeres