El mundo se enfrentará a una elección: regresar al mundo que conocíamos o lidiar con lo que nos hizo vulnerables en esta crisis

por | 31 marzo 2020

Comunicado de prensa // El Secretario General de las Naciones Unidas lanza un plan para resolver los impactos socio-económicos potencialmente devastadores del COVID-19.

Establece un fondo global para apoyar a los países con ingresos medio-bajos.

Nueva York, 31 de marzo 2020 – El nuevo Coronavirus (COVID-19) está atacando al núcleo de las sociedades, cobrándose vidas y medios de subsistencia de las personas. Los posibles efectos a largo plazo en la economía mundial y los de los países individuales son terribles.

En un nuevo informe, “Responsabilidad compartida y solidaridad mundial: Respondiendo a los impactos socioeconómicos de COVID-19”, el Secretario General de las Naciones Unidas hace un llamamiento a todos para que actúen juntos para hacer frente a este impacto y disminuir el golpe a la gente.

El informe describe la velocidad y la escala del brote, la gravedad de los casos y la interrupción socio-económica de COVID-19, que hasta ahora ha cobrado la vida de 33 257 personas, con 697 244 casos confirmados en 204 países, zonas y territorios.

 «COVID-19 es la mayor prueba que hemos enfrentado juntos desde la formación de las Naciones Unidas», dijo António Guterres, Secretario General de las Naciones Unidas.

«Esta crisis humana exige una acción coordinada, decisiva, medidas de política inclusivas e innovadoras de las principales economías del mundo, y el máximo apoyo financiero y técnico para las personas y los países más pobres y vulnerables».

El informe llega después de que el FMI haya anunciado que el mundo ha entrado en una recesión tan mala o peor que en 2009. En el informe pide una respuesta multilateral coordinada y amplia a gran escala que ascienda a al menos el 10 por ciento del PIB mundial.

El sistema de las Naciones Unidas y su red mundial de oficinas regionales, subregionales y nacionales que trabajan para la paz, los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la acción humanitaria, apoyará a todos los gobiernos y asociados a través de la respuesta y la recuperación.

Con ese fin, el Secretario General ha establecido un Fondo para la Respuesta y la Recuperación de COVID-19 dedicado a apoyar los esfuerzos en los países de ingresos bajos y medios.

Su enfoque sustenta a las Naciones Unidas reformadas con una respuesta coordinada multiinstitucional y multisectorial para las medidas nacionales y locales prioritarias para hacer frente a las repercusiones socioeconómicas de la crisis de COVID-19.

Contará con el liderazgo nacional de los Coordinadores Residentes y de los Equipos de las Naciones Unidas para el apoyo de los gobiernos en esta crisis y en su recuperación.

NOTAS PARA LOS EDITORES

La responsabilidad compartida y el camino de la solidaridad mundial exigen:

– Suprimir la transmisión del virus para controlar la pandemia.

– Salvaguardar la vida de las personas y sus medios de vida.

– Aprender de esta crisis humana para reconstruir mejor.

Suprimir la transmisión del virus para controlar la pandemia

El informe advierte que no hay tiempo que perder para montar la respuesta de salud más robusta y cooperativa que el que el mundo ha visto. Debe prestarse el mayor apoyo posible al esfuerzo multilateral para suprimir la transmisión y detener la pandemia, dirigida por la Organización Mundial de la Salud.

Al mismo tiempo, hay una gran necesidad de colaboración científica en la búsqueda de una vacuna y de una terapia eficaz. Esto debe ir acompañado de garantías de acceso universal a las vacunas y al tratamiento.

En todo el informe se promueve un enfoque centrado en las personas, que exige la participación de las comunidades afectadas por COVID-19, el respeto a los derechos humanos y la inclusión, la igualdad de género y la dignidad para todos.

Salvaguardar la vida de las personas y sus medios de subsistencia

Reconociendo que las epidemias pueden exponer y exacerbar las desigualdades existentes en la sociedad, la hoja de ruta muestra que será crucial para amortiguar las repercusiones en la vida de las personas, sus medios de vida y la economía.

En el informe se destacan ejemplos de medidas que podrían adoptar los países, como el suministro directo de recursos para apoyar a los trabajadores y a los hogares, la provisión de seguro de salud y de desempleo, la ampliación de la protección social y el apoyo a las empresas para evitar las quiebras y la pérdida de puestos de trabajo.

El informe reconoce firmemente que las mujeres y las niñas deben tener un rostro en la respuesta; y las oportunidades de los jóvenes, gravemente afectados, deben ser preservadas.

Aprende de la crisis para reconstruir mejor

El mundo se enfrentará a una elección en su recuperación. Regresar al mundo que conocíamos antes o lidiar finalmente con aquellos temas que hacen a todos innecesariamente vulnerables en esta crisis y en las futuras.

Desde sistemas de salud más sólidos y menos personas que viven en la pobreza extrema hasta el logro de la igualdad entre los géneros y la toma de acción climática para un planeta sano, el informe da esperanzas de que las lecciones de esta crisis humana puedan construir  sociedades justas y resistentes y cumplir la promesa de la Agenda 2030 y los 17 Objetivos de Desarrollo Sostenible.

Establecimiento de asociaciones para el progreso.

Ningún país o entidad ganará solo contra la pandemia. Una respuesta y recuperación exitosa requerirá la cooperación y las asociaciones internacionales a todos los niveles: los gobiernos adoptando medidas en sintonía con las comunidades; el compromiso del sector privado para encontrar vías de salida de esta crisis. Las asociaciones basadas en la solidaridad serán la piedra angular para el progreso.

La sociedad civil, las mujeres y las organizaciones de base, las organizaciones comunitarias y las organizaciones religiosas desempeñarán un papel fundamental. Al prestar asistencia a las poblaciones más vulnerables, esas redes se ocupan activamente de llevar oportunidades económicas y medios de subsistencia y la adaptación de las respuestas al contexto de la comunidad. Estas organizaciones, en muchos lugares del mundo, son el primer, o único, punto de referencia para los individuos y las familias que buscan hacer frente a los impactos de COVID-19 y para la recuperación que se avecina.

Llamado a la acción

La Pandemia COVID-19 es un momento decisivo para la sociedad moderna, y la historia juzgará la eficacia de la respuesta no por las acciones de un solo grupo de actores gubernamentales tomados en forma aislada, sino por el grado en que la respuesta se coordina globalmente en todos los sectores para el beneficio de nuestra familia humana.

Las Naciones Unidas y su red mundial de oficinas regionales, subregionales y nacionales que trabajan por la paz, la humanidad, los derechos humanos, el desarrollo sostenible y la acción humanitaria, con el apoyo de los mecanismos de coordinación establecidos, trabajará con los socios para asegurar, en primer lugar, que se salven vidas, que se restablezcan los medios de vida y que la economía mundial y las personas a las que servimos salgan más fuertes de esta crisis.

Los 129 Coordinadores Residentes de las Naciones Unidas y los Equipos de las Naciones Unidas en los países proporcionarán una política integral y operativa en el plano nacional en apoyo de un enfoque de conjunto de la sociedad en los países. Con las medidas adecuadas, la pandemia de COVID-19 puede marcar el comienzo de un nuevo tipo de cooperación global y social.

Medidas recomendadas para hacer frente a los impactos de COVID-19:

1. Medidas globales para adaptarse a la magnitud de la crisis

– Promover y apoyar la aplicación de un conjunto de medidas de estímulo centradas en el ser humano, innovadoras y coordinadas para el alcance de cifras porcentuales de dos dígitos del producto interno bruto mundial.

– Resistir a la tentación de recurrir a medidas proteccionistas.

– Adoptar medidas explícitas para impulsar las economías de los países en desarrollo.

2. Movilización regional

Un enfoque regional coordinado permitirá el examen colectivo de los impactos, la coordinación de las medidas monetarias, fiscales y medidas sociales, y compartir las mejores prácticas y las lecciones aprendidas.

– Adoptar políticas comerciales basadas en NO DAÑAR, preservar la conectividad y asegurar la coordinación regional monetaria-fiscal.

– Colaborar con el sector financiero privado para apoyar a las empresas.

– Abordar los problemas estructurales y fortalecer los marcos normativos para hacer frente a los riesgos transfronterizos.

3. La solidaridad nacional es crucial para no dejar a nadie atrás

La pandemia está golpeando a una economía mundial ya débil y frágil. El crecimiento mundial en 2019 ya era el más lento desde la crisis financiera mundial de 2008/2009. Según las estimaciones de la OIT, el mundo podría perder entre 5 y 25 millones de empleos.

– Emprender el estímulo fiscal y el apoyo a los más vulnerables.

– Proteger los derechos humanos y centrarse en la inclusión.

– Apoyar a las pequeñas y medianas empresas.

– Apoyar el trabajo decente.

– Apoyar la educación.

– Dar prioridad a las medidas de cohesión social.

Estimaciones socioeconómicas de COVID-19 para 2020 a marzo de 2020

5 – 25 millones de empleos perdidos (OIT)

860 mil millones de dólares – 3,4 billones de dólares de pérdidas en los ingresos laborales (OIT)

30% — 40% de presión hacia abajo en los flujos de inversión extranjera directa mundial (UNCTAD)

20% – 30% de disminución en las llegadas internacionales (OMT)

3.600 millones de personas offline  (UIT)

1.500 millones de estudiantes fuera de la escuela (UNESCO)