Hoy más que nunca, nuestro futuro depende de la acción solidaria

por | 23 diciembre 2020
  • El Sistema de Naciones Unidas en México se solidariza con la población mexicana por el impacto que la pandemia por la COVID-19 ha tenido en la sociedad y hace un llamado a reforzar las medidas preventivas durante la época decembrina y los meses de invierno.

Ciudad de México a 23 de diciembre de 2020. Desde el inicio de la emergencia mundial causada por la COVID-19, el contexto global ha estado marcado por la propagación del virus, la pérdida de empleos, las disrupciones en la educación, el incremento de las labores de cuidados y el trastorno de la vida como la conocíamos. El contexto mexicano no ha sido la excepción. Durante los últimos meses, la sociedad mexicana ha visto su calidad de vida deteriorada, las relaciones con sus seres queridos alejadas y la angustia por el futuro exacerbada.

Sumado a esto, en los últimos meses hemos vivido una tragedia humana: la pérdida de miles de vidas como consecuencia de la pandemia. No podemos perder de vista cada una de las historias individuales detrás de las cifras. Las personas que perdimos eran familiares, parejas, amigas, amigos y colegas. El dolor colectivo se ha visto multiplicado por lo despiadado de la enfermedad en todo el mundo, pues en la mayoría de los casos, no ha sido posible tener un periodo de duelo, ni celebrar la vida de esas personas como a las familias les hubiera gustado.

Sin embargo, en este contexto, la sociedad también ha visto cómo la empatía y la acción solidaria han sido claves para responder a esta crisis sanitaria, social y económica. Hemos visto al personal de salud al frente de la respuesta, meses enteros combatiendo la enfermedad; reconocemos su compromiso, dedicación y entrega, sin la cual el impacto seguramente sería más grave. Hemos visto al personal educativo, maestras y profesores, haciendo su mejor esfuerzo para mantener conectados y vinculados a millones de niñas y niños en edad escolar, al tiempo que gestionaban sus propias vulnerabilidades y roles como madres, padres y cuidadoras.

Hemos visto a millones de mujeres, cuyas cargas de cuidado se han incrementado considerablemente para cubrir las necesidades básicas de supervivencia de la familia y el cuidado de personas, enfrentar este enorme desafío con una gran capacidad de respuesta.

Hemos visto a niñas, niños y adolescentes mostrando una gran resiliencia para resistir a las adversidades, para sobrellevar la pandemia con creatividad y reinventarse en el día a día, imaginando un mejor mundo a pesar de las limitaciones que la pandemia impone. La capacidad de soñar despiertos ha sido una de las grandes lecciones que le han dado a la humanidad. Pese a la complejidad que implica percibir un futuro clausurado y la polémica que ha rodeado el rol de las juventudes, hemos visto que cuando se les escucha y se integran sus miradas, su energía se transforma en fuerza innovadora de cambio y sus voces ayudan a reivindicar la posibilidad de un futuro más próspero. 

La pandemia por COVID-19 es más que una crisis sanitaria, es también una crisis social que requiere del multilateralismo. Como lo ha señalado el Secretario General de la ONU, António Guterres, vivimos tiempos extraordinarios que requieren esfuerzos extraordinarios. La pandemia exige medidas colectivas. Un multilateralismo que permita enfrentar amenazas compartidas y aprovechar las oportunidades comunes, trabajando para una reconstrucción mejor que en el pasado, para que las economías y las sociedades sean inclusivas y sostenibles.

Ante este contexto, el Sistema de Naciones Unidas en México expresa su solidaridad con las mexicanas y los mexicanos por el impacto que la pandemia ha tenido en todas las esferas de la sociedad y hace un llamado a reforzar las medidas preventivas en la época decembrina y los meses de invierno.  Si bien recientemente nos congratulamos por la aprobación y el despliegue de las campañas de vacunación contra la COVID-19, no está de más una mirada prudente. La vacuna no significa el fin inmediato de la pandemia, pero será una herramienta vital para proteger a los que día a día cuidan de nuestros enfermos, para proteger a las personas con mayor riesgo, para al fin y al cabo disminuir la enfermedad y salvar vidas. Por ello, será clave seguir manteniendo las medidas sanitarias, reduciendo a lo mínimo indispensable todas las reuniones sociales y las salidas a la calle, incluso para hacer más efectivo el efecto de la vacunación. 

Como lo dijo el Secretario General de la ONU, Sr. António Guterres, “Hagamos lo que está en nuestras manos para salvar vidas: Mantengamos la distancia física. Utilicemos mascarilla. Lavémonos las manos.”

Hoy más que nunca, nuestro futuro depende de la acción solidaria común por la prevención.

Belén Sanz

Coordinadora Residente a.i.

Sistema de Naciones Unidas en México