Es muy probable que la región experimente olas epidémicas recurrentes y brotes de COVID-19, intercalados con períodos de transmisión de bajo nivel, durante los próximos 24 meses, en espera de una vacuna segura
Los ministros de Salud de los países de las Américas se comprometieron ayer a mantener y ampliar las acciones para combatir la pandemia por COVID-19, y solicitaron a la Organización Panamericana de la Salud (OPS) que continúe apoyándolos en su lucha por controlarla.
La OPS «asume que la región experimentará olas epidémicas recurrentes y brotes intercalados con períodos de transmisión de bajo nivel durante los próximos 24 meses, en espera del desarrollo de una vacuna COVID-19 segura, eficaz y equitativamente accesible y del logro de una cobertura poblacional adecuada», sostiene un informe presentado al 58° Consejo Directivo de la OPS.
En una resolución aprobada durante una sesión virtual, los países solicitaron que la directora de la OPS, Carissa F. Etienne, “continúe brindando cooperación técnica basada en evidencia a los Estados Miembros, y promueva la innovación y el intercambio de experiencias para retomar y mantener ininterrumpidas las operaciones e intervenciones de los sistemas de salud en todos los aspectos relevantes necesarios para responder a la pandemia por COVID-19”.
Los ministros destacaron específicamente el papel que el Fondo Rotatorio de la OPS para el Acceso a Vacunas y el Fondo Rotatorio Regional para Suministros Estratégicos de Salud Pública tienen para “mejorar el acceso equitativo y el uso apropiado de vacunas, terapias, diagnósticos, y de equipos biomédicos asequibles, seguros, eficaces y de calidad, así como del equipo de protección personal que puede mejorar los resultados de salud y reducir el impacto de la pandemia».
También solicitaron a la OPS mantener la red regional de vigilancia de la influenza y otros virus respiratorios, ampliarla mediante la creación de la Red Regional de Vigilancia Genómica y apoyar a los países en la participación de iniciativas globales, como el Acelerador del acceso a las herramientas contra la COVID-19, para vacunas, diagnósticos y tratamientos, así como otras iniciativas para el desarrollo y acceso a tecnologías de salud esenciales para COVID-19. Además, los países instaron a que todos cumplan con las disposiciones del Reglamento Sanitario Internacional (RSI), en particular las relativas a la presentación oportuna de información.
Durante la sesión virtual, la OPS brindó una actualización sobre la pandemia y la respuesta de la organización y presentó un informe con sugerencias sobre cómo fortalecer y apoyar a los sistemas de salud ante los riesgos de esta pandemia para que la salud y el bienestar de las sociedades, así como el desarrollo social y económico de la región, puedan mantenerse.
El doctor Jarbas Barbosa, subdirector de la OPS, destacó el impacto que la pandemia ha tenido en los servicios de salud esenciales, incluida la inmunización, con una reducción del 24 por ciento en el número de vacunas aplicadas contra el sarampión, las paperas y la rubéola (SRP). Todos los países también informaron sobre impactos negativos en la salud mental, junto con interrupciones en los servicios para enfermedades no transmisibles, aunque han aumentado los servicios de telemedicina para ayudar a superar estas interrupciones, indicó.
Los países deben aprender de la pandemia asegurando el acceso a los servicios de salud, fortaleciendo los sistemas de información y avanzando en la transformación digital en salud, para mejorar los sistemas de protección social y reducir la dependencia de productos importados, lo que provocó la escasez de suministros médicos.
El doctor Ciro Ugarte, quien dirige el programa de Emergencias en Salud de la OPS, dijo que la transmisión de COVID-19 en la región de las Américas sigue siendo muy activa, pero ha habido mejoras en la respuesta, incluido un aumento del 99% en camas de cuidados intensivos en ocho países clave. El despliegue de 15 equipos médicos de emergencia y la creación de 184 sitios médicos alternativos también ayudaron a reducir las cargas sobre los sistemas de salud.
Los desafíos clave que se avecinan incluyen mejorar la vigilancia, la respuesta rápida y la expansión de la capacidad para la investigación de casos, junto con un número limitado de pruebas disponibles para los laboratorios nacionales y suministros limitados de equipo de protección personal. Ugarte también subrayó la necesidad de contar con personal suficiente para mantener los servicios de salud esenciales y garantizar condiciones de trabajo seguras y dignas, con una buena prevención y control de infecciones.
En general, las medidas como los confinamientos y restricciones han funcionado para aplanar la curva de la epidemia y retrasar su pico, pero «la gente está adquiriendo una falsa sensación de seguridad y estamos en peligro de perder las ventajas que hemos obtenido», confió el director del programa de Emergencias en Salud de la OPS. Ajustar las medidas restrictivas es un desafío para los países, que requiere liderazgo y colaboración junto con una buena inteligencia epidémica, consideró.
Ugarte también enfatizó que la reapertura de puertos al turismo y al comercio será un desafío y el sector salud tiene un aporte limitado en estas decisiones, lo que puede afectar el curso de la pandemia, agregó. Una actualización de la OPS sobre la pandemia de COVID-19 señaló que hasta el momento se notificaron más de 16,4 millones de casos en las Américas, con más de 550.000 muertes.
El Consejo Directivo de la OPS reúne a ministros de Salud y delegados de alto nivel de los países miembros de la OPS/OMS para discutir y analizar las políticas regionales de salud y establecer prioridades de cooperación técnica y colaboración entre países.