Discurso del Director General de la OMS ante los Ministros de Comercio del G20
«Excelencias:
Buenas tardes y muchas gracias por la oportunidad de estar hoy con ustedes.
Según los datos de esta mañana, en todo el mundo se han notificado más de 630 000 casos de COVID-19 y más de 30 000 fallecimientos.
Como saben, la pandemia ha tenido repercusiones de gran calado en muchos aspectos de la vida, entre ellos la economía y el comercio mundiales.
Pero el comercio también es clave para controlar la pandemia de COVID-19.
Garantizar el libre movimiento de los productos sanitarios esenciales es crucial para salvar vidas y mitigar las consecuencias sociales y económicas de la pandemia.
Las prohibiciones comerciales están proliferando. Esto frena la respuesta e impide a los países recibir suministros que necesitan desesperadamente: pruebas diagnósticas, equipo de protección para los profesionales sanitarios y dispositivos críticos como los respiradores.
Los nuevos obstáculos al comercio generan demoras potencialmente catastróficas no solo en relación con la pandemia de COVID-19, sino también con otras enfermedades y trastornos de salud.
Los países del G20 ocupan una posición privilegiada para resolver estos problemas.
Son varias las medidas que pueden ustedes adoptar para acelerar la producción, el movimiento y la distribución de productos médicos críticos.
En primer lugar, instamos a los países a colaborar con las empresas para incrementar la producción de suministros médicos esenciales, tanto para sus mercados internos como para la exportación.
Asimismo, instamos a empresas y mayoristas a no aprovechar la crisis actual para subir los precios y a compartir conocimientos para ampliar la base de producción.
También se debe plantear el uso de licencias obligatorias cuando los titulares de las patentes no puedan responder a la demanda a unos precios asequibles.
En segundo lugar, hay que garantizar el libre movimiento de los productos sanitarios esenciales.
Instamos a todos los países a mantener abiertas sus fronteras y abstenerse de aplicar políticas que puedan trastornar las cadenas de suministro, tales como las prohibiciones a la exportación o el acaparamiento de productos;
a mantener sus capacidades de transporte terrestre, aéreo y marítimo de mercancías y a dar prioridad al transporte del equipo y el personal médicos necesarios;
a crear «vías rápidas» prioritarias para el tráfico de mercancías esenciales entre los países;
y a agilizar los trámites aduaneros y los procedimientos de autorización de la comercialización.
En tercer lugar, ha de velarse por un acceso equitativo.
La equidad resulta crítica: esto es aplicable a la información, a la innovación, a los equipos y suministros médicos esenciales y a los medicamentos, vacunas y productos de diagnóstico.
Ya están en marcha ensayos clínicos tanto de medicamentos para tratar la COVID-19 como de vacunas para prevenirla.
Una vez que se desarrollen herramientas eficaces es vital que coordinemos colectivamente su disponibilidad, asequibilidad y distribución para asegurarnos de que las personas más necesitadas puedan acceder a ellas lo antes posible.
En cuarto lugar, debemos prestar especial atención a los países de África y a otros países de ingresos bajos. Se corre el peligro de que las medidas restrictivas perjudiquen el acceso de los países africanos a suministros médicos esenciales. Debemos trabajar juntos para asegurarnos de proteger el acceso de los países de ingresos bajos —entre ellos, los países de África— a productos médicos esenciales.
Esta pandemia nos recuerda que compartimos un mismo destino.
Ninguno de nosotros, ninguno de nuestros sistemas sanitarios y ninguna de nuestras economías funcionan en el vacío.
Somos interdependientes. No podemos ganar sin solidaridad.
Mientras la COVID-19 persista en un solo país supondrá una amenaza para todos nosotros.
Muchas gracias.»