Financiación del Desarrollo Sostenible en el Contexto de COVID-19

por | 23 abril 2020

Declaración ante la reunión virtual del Foro ECOSOC de 2020 sobre “Financiación del Desarrollo Sostenible en el Contexto de COVID-19”

Nueva York, 23 de abril de 2020

[como se entregó]

Excelencias, señoras y señores,

El Covid-19 es una crisis sin precedentes y devastadora que afecta a todos, en todas partes. Ninguna región o país está a salvo.

Este es un momento decisivo en la historia de la humanidad, y sólo tendremos éxito a través de la unidad y el liderazgo.

Debemos dirigir todos nuestros esfuerzos a vencer esta pandemia, que podría extenderse como un incendio forestal, con las consecuencias más mortíferas para los más vulnerables. Reitero mi llamado a una cesación del fuego mundial inmediata para que podamos centrar nuestros esfuerzos en nuestro enemigo común: la pandemia COVID-19.

No se trata sólo de una crisis sanitaria, sino también de una crisis humana; una crisis de empleo; una crisis humanitaria y una crisis de desarrollo. Y no se trata sólo de los más vulnerables. Esta pandemia muestra que todos estamos en riesgo, porque somos tan fuertes como el sistema de salud más débil.

Su escala sin precedentes exige una respuesta sin precedentes.

Excelencias,

         He emitido un Llamado a la Acción global de tres puntos en respuesta a la pandemia de COVID-19.

Primero, debemos tomar medidas decisivas para suprimir el virus y aliviar el sufrimiento.

Eso exige una respuesta sanitaria coordinada a nivel mundial, dirigida por la Organización Mundial de la Salud. Esta respuesta requiere urgentemente apoyo, solidaridad y recursos.

Debemos aunar nuestros esfuerzos para ayudar a los países en riesgo, fortalecer y ampliar sus sistemas de salud y detener la transmisión mediante la combinación de pruebas, rastreo de contactos y cuarentena, asociada a restricciones apropiadas de movimiento y contacto.

En segundo lugar, debemos adoptar una respuesta amplia y a gran escala para hacer frente a las devastadoras consecuencias socioeconómicas, centrándonos en los países y las personas más vulnerables.

Debemos utilizar todas las medidas fiscales y monetarias a nuestra disposición.

Necesitamos más recursos para el Fondo Monetario Internacional, incluso mediante la emisión de nuevos Derechos Especiales de Giro, y un mayor apoyo al Grupo del Banco Mundial y otras instituciones financieras internacionales y mecanismos bilaterales.

También se necesitará un paquete de estímulo mundial de proporciones sin precedentes para restablecer el crecimiento sostenible y salvaguardar los medios de vida de las personas. Desde el comienzo de la pandemia, he abogado firmemente por un paquete de respuesta que represente un porcentaje de dos dígitos del PIB mundial.

Eso significa medidas fiscales y monetarias que incluyan el suministro de recursos directamente a los trabajadores y los hogares, dirigidas tanto al sector estructurado como al no estructurado; el aumento de la protección social y el acceso a la atención de la salud; y la ayuda a las empresas para que eviten las quiebras y las pérdidas masivas de puestos de trabajo.

La mayoría de los países desarrollados pueden hacerlo con sus propios recursos y, de hecho, varios lo están haciendo. Pero los países en desarrollo necesitan un apoyo masivo y urgente. Ha llegado el momento de cumplir nuestro compromiso de no dejar a nadie atrás.

COVID-19 está amplificando significativamente los riesgos de la deuda existente. La iniciativa del G-20 de suspender los pagos del servicio de la deuda de los países más pobres con un plazo determinado es un primer paso fundamental.

La moratoria debe extenderse a todos los países en desarrollo que soliciten la indulgencia, incluidos los países de ingresos medios que pierden el acceso a los mercados financieros.

Más allá de una moratoria inicial de la deuda, se necesitará un alivio de la deuda selectivo.

A ello deberían seguir los esfuerzos por fortalecer la sostenibilidad de la deuda, incluidos los canjes de deuda, y un mecanismo para abordar la reestructuración de la deuda soberana de manera coordinada y amplia, que tenga en cuenta la necesidad de que los países intensifiquen sus esfuerzos por alcanzar los objetivos de desarrollo sostenible.

También debemos abordar las cuestiones estructurales de la arquitectura de la deuda internacional, a fin de evitar que los incumplimientos de pago den lugar a crisis financieras y económicas prolongadas.

Debemos asegurarnos de que todas las medidas de apoyo se dirijan a los pobres y a los más vulnerables. Los refugiados y otras personas desplazadas por conflictos violentos corren un riesgo especial, por lo que les insto a que presten un apoyo firme y continuo a nuestro plan de respuesta humanitaria mundial.

La inestabilidad económica tendrá efectos especialmente devastadores para las mujeres y las niñas. Necesitaremos el liderazgo y las contribuciones de las mujeres a todos los niveles si queremos evitar las consecuencias más catastróficas de esta pandemia.

Excelencias,

El tercer paso es recuperarse mejor.

COVID-19 ha puesto de relieve las desigualdades e injusticias mundiales que no pueden continuar, incluida la desigualdad de género. Ha puesto al descubierto la forma en que las economías se sostienen mediante el trabajo doméstico invisible y no remunerado de las mujeres.

Volver a nuestro camino anterior simplemente no es una opción.

Todos nuestros esfuerzos deben dirigirse a la construcción de vías sostenibles y resistentes que nos permitan no sólo vencer a COVID-19, sino también hacer frente a la crisis climática y abordar las causas fundamentales de la pobreza, la desigualdad y el hambre.

Estamos en lo profundo de un territorio inexplorado, pero tenemos una brújula. Los principios de paz, solidaridad y dignidad humana siguen siendo tan relevantes e importantes como siempre.

La Agenda para el Desarrollo Sostenible de 2030, el Acuerdo de París y la Agenda de Acción de Addis Abeba encarnan estos valores y los compromisos deben ser respetados.

Nuestros grandes marcos multilaterales abordan precisamente los fallos que están siendo expuestos y explotados por la pandemia: marcadas desigualdades en los ingresos y en el acceso a la financiación; un elevado endeudamiento; un sistema financiero muy apalancado, y un sistema comercial multilateral disfuncional.

Todo el sistema de las Naciones Unidas está movilizado para hacer frente a esta emergencia mundial, incluso prestando apoyo a los Estados Miembros para la aplicación de estos acuerdos.

Juntos, venceremos esta pandemia y construiremos un futuro mejor de paz, prosperidad, derechos humanos y dignidad para todos, en un planeta sano.

Gracias.