Seis pasos para un planeta más limpio y saludable después de la pandemia del coronavirus
Los efectos del confinamiento en el medio ambiente han demostrado que sí es posible vivir en un mundo con aire más limpio, así como trabajar y transportarnos de manera más saludable. Además, el COVID-19 ha demostrado la necesidad de estar sanos para evitar correr mayores riesgos. La agencia de salud de la ONU, con el apoyo de millones de trabajadores sanitarios ha publicado un manifiesto con los pasos a seguir para una recuperación verde y saludable de la pandemia.
El costo humano del coronavirus ha sido devastador, y las llamadas medidas de bloqueo han dado un vuelco a la vida “normal”, pero la crisis puede ser una oportunidad para un futuro mejor, aseguró este miércoles el director de la Organización Mundial de la Salud.
El martes, unos 40 millones de profesionales de la salud enviaron una carta a los líderes de cada una de las naciones del G20, pidiendo una recuperación saludable y verde del COVID-19.
1. Proteger y preservar la fuente de la salud humana: la naturaleza
Las presiones humanas, desde la deforestación, hasta las prácticas agrícolas intensivas y contaminantes y el manejo inseguro y el consumo de vida silvestre, socavan estos servicios. También aumentan el riesgo de enfermedades infecciosas emergentes en humanos, más del 60% de las cuales se originan en animales, principalmente en la vida silvestre.
2. Invertir en servicios esenciales, desde agua y saneamiento hasta energía limpia en instalaciones sanitarias
En general, los riesgos ambientales y laborales evitables causan aproximadamente una cuarta parte de todas las muertes en el mundo. La inversión en entornos más saludables para la protección de la salud, la regulación ambiental y la garantía de que los sistemas de salud sean resistentes al clima, es una barrera esencial contra futuros desastres y ofrece algunos de los mejores beneficios para la sociedad.
3. Asegurar una transición energética rápida y saludable.
Actualmente, más de siete millones de personas al año mueren por exposición a la contaminación del aire, 1 de cada 8 las muertes en el mundo. Más del 90% de las personas respiran aire exterior con niveles de contaminación que exceden los valores de referencia de calidad de aire. Dos tercios de esta exposición a la contaminación exterior son el resultado de la quema de los mismos combustibles fósiles que impulsan el cambio climático.
Una rápida transición global hacia la energía limpia no solo cumpliría con el objetivo del acuerdo climático de París de mantener el calentamiento por debajo de los 2 ° C, sino que también mejoraría la calidad del aire hasta el punto de que las ganancias de salud resultantes compensarían el costo de la inversión hasta dos veces.
4. Promover sistemas alimentarios saludables y sostenibles.
Las enfermedades causadas por la falta de acceso a los alimentos o por el consumo de dietas poco saludables y altas en calorías son ahora la principal causa de problemas de salud a nivel mundial. También aumentan la vulnerabilidad a otros riesgos: afecciones como la obesidad y la diabetes se encuentran entre los principales factores de riesgo de enfermedad y muerte por COVID-19.
La agricultura, particularmente la destrucción de tierras para criar ganado contribuye aproximadamente un cuarto de las emisiones mundiales de gases de efecto invernadero, y el cambio en el uso de la tierra es el principal impulsor ambiental de los nuevos brotes de enfermedades.
5. Construir ciudades saludables y habitables.
Más de la mitad de la población mundial ahora vive en ciudades que son responsables de más del 60% de la actividad económica y las emisiones de gases de efecto invernadero. Como las urbes tienen densidades de población relativamente altas y están saturadas de tráfico, muchos viajes se pueden realizar de manera más eficiente en transporte público, a pie y en bicicleta, que en automóviles privados. Esto también trae importantes beneficios para la salud al reducir la contaminación del aire, las lesiones causadas por el tránsito y las más de tres millones de muertes anuales por inactividad física.
Muchas de las ciudades más grandes y dinámicas del mundo, como Milán, París y Londres, han reaccionado a la crisis de COVID-19 al peatonalizar las calles y expandir las ciclovías de forma masiva, lo que permite el transporte con distancia física durante la crisis y ha mejorado actividad económica y calidad de vida.
6. Dejar de usar el dinero público para financiar la contaminación
Poner un precio a los combustibles contaminantes en línea con el daño que causan reduciría aproximadamente a la mitad las muertes por contaminación del aire exterior, disminuiría las emisiones de gases de efecto invernadero en más de un cuarto y aumentaría aproximadamente el 4% del PIB mundial en ingresos. Deberíamos dejar de pagar la factura de la contaminación, tanto a través de nuestros bolsillos como de nuestros pulmones.
Un movimiento global por la salud y el medio ambiente
La crisis de COVID-19 ha demostrado que las personas apoyarán incluso políticas difíciles si la toma de decisiones es transparente, basada en evidencia e inclusiva, y tiene el objetivo claro de proteger su salud, sus familias y sus medios de vida, en lugar de servir a intereses especiales. Esto debe reflejarse en la forma en que se elaboran las políticas.
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