DECLARACIÓN DEL SECRETARIO GENERAL SOBRE LA ORGANIZACIÓN MUNDIAL DE LA SALUD
Como dije el 8 de abril: “La pandemia de COVID-19 es uno de los desafíos más peligrosos que este mundo ha enfrentado. Es sobre todo una crisis humanitaria con graves consecuencias socioeconómicas y en materia de salud”.
La Organización Mundial de la Salud, con miles de personas que integran su equipo, está en la primera línea, apoyando a los Estados miembros y sus sociedades, especialmente a los más vulnerables, con orientación, capacitación, equipos y servicios concretos para salvar vidas mientras luchan contra el virus.
Creo que la Organización Mundial de la Salud debe ser apoyada, ya que es su labor absolutamente fundamental como parte de los esfuerzos del mundo para ganar la guerra contra el COVID-19.
Este es un virus sin precedentes en nuestra vida y requiere respuestas sin precedentes. Obviamente, en estas condiciones, es posible que los mismos hechos tengan diferentes lecturas para diferentes entidades. Una vez que hayamos dado vuelta a la página a esta epidemia, debe haber un tiempo para reflexionar y entender cómo esa enfermedad surgió y se propagó de manera devastadora en muy poco tiempo en el mundo y cómo reaccionaron a la crisis todos aquellos involucrados en ella. Las lecciones aprendidas serán esenciales para enfrentar de una manera efectiva retos similares que pudieran producirse en el futuro.
Pero ahora no es ese momento.
Como no es ese momento, tampoco es el momento de reducir los recursos para las operaciones de la Organización Mundial de la Salud o de cualquier otra organización humanitaria en la lucha contra el virus.
Como dije antes, ahora es el momento de la unidad y de que la comunidad internacional trabaje en solidaridad para detener este virus y sus devastadoras consecuencias.
Nueva York, 14 de abril de 2020