La pandemia de coronavirus es una prueba para nuestros sistemas, valores y humanidad

por | 13 marzo 2020

La crisis expondrá la medida en que los beneficios de décadas de progreso social y económico han llegado a los más vulnerables, han asegurado la Alta Comisionada de la ONU para los Derechos Humanos, Michelle Bachelet, y el líder de la Agencia de Refugiados, Filippo Grandi, en un mensaje conjunto a la humanidad, en el que señalan que cómo respondamos a esta crisis ahora sin duda dará forma a esos esfuerzos en las próximas décadas.

Si alguna vez necesitábamos recordar que vivimos en un mundo interconectado, el nuevo coronavirus lo ha hecho evidente. Ningún país puede abordar esto solo, y ninguna parte de nuestras sociedades puede ser ignorada si queremos enfrentar efectivamente este desafío global”, aseguran en una declaración conjunta Michelle Bachelet y Filippo Grandi, los dos Altos Comisionados de la ONU para los Derechos Humanos y Refugiados, respectivamente.

En un artículo publicado en The Guardian, los líderes de la ONU afirman que el Covid-19 es una prueba no solo de nuestros sistemas y mecanismos de atención de salud para responder a enfermedades infecciosas, sino también de nuestra capacidad de trabajar juntos como una comunidad de naciones ante un desafío común.

«Las próximas semanas y meses desafiarán la planificación nacional para crisis y los sistemas de protección civil.»

“Es una prueba de la medida en que los beneficios de décadas de progreso social y económico han llegado a quienes viven al margen de nuestras sociedades, más lejos de las palancas del poder”.

Según Grandi y Bachelet, las próximas semanas y meses desafiarán la planificación nacional para crisis y los sistemas de protección civil, y ciertamente expondrán las deficiencias en saneamiento, vivienda y otros factores que dan forma a los resultados de salud.

Las barreras para la atención médica

“Nuestra respuesta a esta epidemia debe abarcar, y, de hecho, centrarse en aquellos a quienes la sociedad a menudo descuida o relega a un estado menor. De lo contrario, fallará. La salud de cada persona está vinculada a la salud de los miembros más marginados de la comunidad. La prevención de la propagación de este virus debe garantizar un acceso equitativo al tratamiento”.

Eso significa superar las barreras existentes para una atención médica accesible y asequible, y abordar el tratamiento diferencial arraigado en función de los ingresos, el género, la geografía, la raza y el origen étnico, la religión o el estatus social.

Además, según los Altos Comisionados, superar los prejuicios sistémicos que pasan por alto los derechos y las necesidades de las mujeres y las niñas, o, por ejemplo, limitar el acceso y la participación de los grupos minoritarios, será crucial para la prevención y el tratamiento eficaces del Covid-19.

“Es probable que las personas que viven en instituciones, los ancianos o los detenidos, sean más vulnerables a la infección y deben abordarse específicamente en la planificación y respuesta a las crisis”.

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