Si bien existe un deseo entre los líderes de proteger primero a su propia gente, la respuesta a esta pandemia debe ser colectiva, así lo dijo esta mañana el Director General de la Organización Mundial de la Salud (OMS), el doctor Thedros Adhanom.
En una conferencia señaló que es necesario poner en práctica las lecciones aprendidas durante esta pandemia que nos han enseñado que la forma más rápida de poner fin a esta pandemia y reabrir las economías es protegiendo primero a las poblaciones de mayor riesgo en todas partes, en lugar de a la población completa de solo algunos países.
“Nadie está a salvo hasta que todos estén a salvo” señaló y enfatizó que ningún país tiene acceso a la investigación y el desarrollo, la fabricación y toda la cadena de suministro de todos los medicamentos y materiales esenciales.
“Necesitamos prevenir el nacionalismo de las vacunas” y por esta razón, la OMS está trabajando con los gobiernos y el sector privado para acelerar la ciencia, a través del ACT-Accelerator, y garantizar que las nuevas innovaciones estén disponibles para todos, en todas partes, comenzando por los que corren mayor riesgo.
Desde mayo, la OMS ha estado en amplias consultas para desarrollar un nuevo marco que oriente el acceso justo y equitativo a los diagnósticos, terapias y vacunas para COVID-19 en todos los países.
¿Cómo distribuir la vacuna?
Estos principios transversales, dijo, son clave para la promoción del acceso equitativo y la asignación justa de estos productos de salud esenciales para lograr el mayor impacto a nivel mundial.
Enfatizó que una vez que se haya identificado una vacuna exitosa, el grupo asesor estratégico de la OMS proporcionará recomendaciones para su uso apropiado y justo y se propone que la asignación de vacunas se lleve a cabo en dos fases.
En la fase 1, las dosis se asignarán proporcionalmente a todos los países participantes simultáneamente para reducir el riesgo general.
En la fase 2, se considerará a los países en relación con la amenaza y la vulnerabilidad.
Se prioriza a los trabajadores de primera línea en entornos de atención sanitaria y social, ya que son esenciales para tratar y proteger a la población y están en estrecho contacto con grupos de alto riesgo de mortalidad.
Los datos iniciales han demostrado que los adultos mayores de 65 años y aquellos con ciertas comorbilidades tienen el mayor riesgo de morir por COVID-19.
Para la mayoría de los países, una asignación de fase 1 que acumule hasta el 20 por ciento de la población cubriría a la mayoría de los grupos en riesgo.
Si no protegemos a estas personas de mayor riesgo del virus en todas partes y al mismo tiempo, no podremos estabilizar los sistemas de salud y reconstruir la economía mundial, señaló el Dr. Adhanom.
Estamos interconectados
Necesitaremos fabricar rápidamente miles de millones de dosis para llegar a todos aquellos que necesitan la vacuna, lo que significa transportarlas de manera eficaz.
Por ello, enfatizó, en este momento, se necesita una planificación de élite al más alto nivel para prepararse para vacunar y tratar al mundo a medida que surgen nuevas tecnologías.
A medida que aceleramos la ciencia, se necesita solidaridad para brindar una solución conjunta a la pandemia.